02/02/10.- En el pueblo de Chururú, del municipio Monseñor Fernández Feo, al Sur del estado Táchira, nunca se imaginaron que aquel niño que acompañaba a su padre arreando la vacada pudiera estar algún día en la portada de algún disco y que su voz se escuchara en las emisoras de la localidad.
Pero mucho menos pensaron que el nombre de su terruño pudiera llegar a Caracas con el orgullo con que lo representa este aspirante a abogado, poeta y declamador de la Revolución.
Pero mucho menos pensaron que el nombre de su terruño pudiera llegar a Caracas con el orgullo con que lo representa este aspirante a abogado, poeta y declamador de la Revolución.
José Leonardo Rosales Aleta, con su voz de andino tachirense y sus casi 22 años, se expresa con seguridad y alegría de su obra trayectoria. Se ha despojado del temor que significa radicarse en la capital, cuando sus raíces todavía se encuentran absorbiendo la savia pueblerina y se desplaza por sus calles soltando el polvo y la creatividad, herencia de sus ancestros.
Biografia Minima
> Nació el 10 de marzo de 1988 en San Cristóbal, capital del estado Táchira. Su crianza se llevó a cabo en la población de Chururú, donde estudió y realizó sus primeros intentos artísticos.> Hijo de comerciantes de ganado y aves de corral, estudió bachillerato en el liceo Francisco Tamayo y nunca ha abandonado sus costumbres pueblerinas ni su acento andino.> Cuenta con 21 años de edad, tres discos, un libro y una gran aspiración por convertirse en abogado de la República.> Espera triunfar en los escenarios caraqueños, mientras,en la actualidad, dirige un programa en la emisora Voces Libertarias y prepara un libro de versos que llamará Ráfagas de sentimientos.
Una novilla por un disco
Cuando en su Escuela Comunitaria Chururú comenzó a participar en las obras escolares actuando y declamando, supo que su porvenir estaba en los escenarios. Pero quiso que sus presentaciones no fuesen las del cantante de moda y tomó como ejemplo a Alí Primera y a Rafael Martínez, mejor conocido como “El Cazador Novato”.
El primero de sus ídolos llevaba en la sangre el calor y la esperanza de un mundo y una patria digna y libre, y el segundo recita sus coplas con el desparpajo del que cree en la voz del pueblo.
Primero fue la escritura y luego la lectura ante sus amigos. Estos celebraban sus iniciativas y lo conminaban a seguir ese camino porque veían en él a un hombre de futuro.
Fue uno de estos amigos quien lo llevó a una emisora radiofónica donde uno de sus hermanos tenía un programa. Practicó durante muchas horas para no equivocarse y, al parecer, lo logró, porque de esa presentación surgió una invitación para la celebración del aniversario de la emisora, donde estuvo acompañado de muchos artistas regionales de prestigio.
A partir de allí se propuso grabar su primer disco y se enfrentó con una gran dificultad: no tenía dinero. Invitó a un amigo para realizar la grabación entre los dos, pero éste se encontraba en las mismas circunstancias.
Su padre, al ver el entusiasmo puesto en el logro de esa meta, le regaló una novilla. El la vendió y con ese capital fue a una sala de grabación para consolidar su sueño. Su amigo, por su parte, también logró el capital necesario, gracias a la colaboración de un amigo y, pocos meses después, en la Plaza Bolívar de Chururú, celebraban la osadía de estos artistas de su pueblo.
Gracias al pueblo
La gente del municipio Fernández Feo, solidaria como toda gente de pueblo, dio sus mejores esfuerzos por ver a su artista de nuevo en las carátulas de los discos. Primero compró toda la edición del primer volumen y después colaboró para costear esta segunda grabación.
La nueva grabación fue bautizada con el nombre de Reflexiones de un poeta y la primera lleva por título Venezuela copla y canción. Pero no se quedó allí. Llegar a Caracas fue enfrentar una nueva experiencia y quiso que, con música y coplas, su ingreso a la Universidad Central de Venezuela se realizara sin traumas.
“Pero se me ha hecho difícil entrar en el ambiente cultural de esa universidad. Yo no tengo poder ni tampoco conozco a nadie pesado, creo que por eso, hasta ahora, no he tenido oportunidades de presentarme allí”, aseguró.
“Pero en la Universidad Bolivariana sí me han abierto las puertas –continuó diciendo–, ahora con emotividad. Allí me han llamado para presentarme en varios lugares”.
Por ahora sólo espera ser útil y dejar que sus versos se escuchen para crear conciencia y dar a conocer Chururú.
Tomado de: Igor García/Ciudad CCS