jueves, 6 de marzo de 2014

Sin Chávez la humanidad sería incompleta.

Un día 5 de Marzo del año 2013 mí corazón se partió en dos mitades, una se quedó conmigo, la otra se la llevó el aire. Esto a manera de hacer un intento de describir la angustia existencial de este humilde ciudadano del mundo, ante lo que significa la partida a la eternidad de nuestro entrañable amigo Hugo

Chávez. Pues, las palabras, nunca podrán describir en su justa dimensión lo que se siente ante la pérdida de un ser humano tan querido y amado por su pueblo.

Me crié en tiempos de revolución y cuando niño mi programación favorita de la TV era escuchar los domingos a aquel gigante que hablaba de un Bolívar, de un Miranda y de un Zamora. Nunca antes como en esos tiempos le presté tanta atención.

Dicen que los niños aprenden según viven, vivimos una infancia en tiempos de despertares y como dijo Bolívar, somos otra humilde paja arrastrada por el huracán revolucionario, y es así como aprendimos a amar infinitamente la patria y seguir los ideales de la causa de la humanidad. Con el comandante Chávez aprendimos a soñar, donde lo imposible se hace posible y lo extraordinario se hace cotidiano, y hoy que alumbramos con luz propia debemos avanzar hacia lo real y concreto.

Hoy formamos parte de esa juventud bicentenaria formada al calor de la lucha popular y al lado del comandante Hugo Chávez, somos la fuerza transformadora y revolucionaria que permite que este proceso político sea de carácter perenne. Por ahora y para siempre nuestra vida estará marcada y guiada por el comandante de acero, el hijo del pueblo, el cantor, el poeta y pintor.

Chávez nos enseñó fundamentalmente, que debemos avanzar hacia la organización de un poderoso movimiento social, y que para generar movimientos sociales hay que fortalecer las relaciones humanas. Que los recursos de la nación deben ser utilizados para alcanzar la justicia social. Que la patria es primero, que la patria es el hombre, que patria es humanidad.
Asumirse chavista es levantar las banderas de la dignidad humana y del ejercicio directo de la soberanía, del poder popular y la consulta permanente. El comandante nos enseñó que sólo el poder popular garantiza la revolución, que lo esencial no es el partido, lo esencial, la base y el fundamento es el poder popular. Que solo la dirección colectiva, la discusión abierta y la unidad en la acción política, garantizan el punto de no retorno.

Con su infinita capacidad de amar, el comandante integró la América Latina y el Caribe, a través de mecanismos democráticos, nos enseñó a soñar, a ser solidarios y a ser sujetos activos dentro de la sociedad. Nos enseñó a levantar las banderas de la dignidad aun a riesgo de quedarnos solos y de perderlo todo.  

El comandante nos legó el derecho a ser espontáneos y no almidonados, originales y altruistas. Un espacio conquistado y un derecho adquirido. Por ello podemos afirmar, sin lugar a dudas, por lo que significa Chávez para estos tiempos y para los tiempos futuros, que, sin Chávez la humanidad sería incompleta.


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