Un día 5 de Marzo del año
2013 mí corazón se partió en dos mitades, una se quedó conmigo, la otra se la
llevó el aire. Esto a manera de hacer un intento de describir la angustia
existencial de este humilde ciudadano del mundo, ante lo que significa la
partida a la eternidad de nuestro entrañable amigo Hugo
Chávez. Pues, las palabras, nunca podrán describir en su justa dimensión lo que se siente ante la pérdida de un ser humano tan querido y amado por su pueblo.
Chávez. Pues, las palabras, nunca podrán describir en su justa dimensión lo que se siente ante la pérdida de un ser humano tan querido y amado por su pueblo.
Me crié en tiempos de revolución y cuando
niño mi programación favorita de la TV era escuchar los domingos a aquel
gigante que hablaba de un Bolívar, de un Miranda y de un Zamora. Nunca antes
como en esos tiempos le presté tanta atención.
Dicen que los niños aprenden según viven, vivimos
una infancia en tiempos de despertares y como dijo Bolívar, somos otra humilde
paja arrastrada por el huracán revolucionario, y es así como aprendimos a amar
infinitamente la patria y seguir los ideales de la causa de la humanidad. Con el comandante Chávez aprendimos a soñar, donde
lo imposible se hace posible y lo extraordinario se hace cotidiano, y hoy que
alumbramos con luz propia debemos avanzar hacia lo real y concreto.
Hoy formamos parte de esa juventud bicentenaria
formada al calor de la lucha popular y al lado del comandante Hugo Chávez,
somos la fuerza transformadora y revolucionaria que permite que este proceso
político sea de carácter perenne. Por ahora y para siempre nuestra vida estará
marcada y guiada por el comandante de acero, el hijo del pueblo, el cantor, el poeta
y pintor.
Chávez nos enseñó fundamentalmente, que
debemos avanzar hacia la organización de un poderoso movimiento social, y que
para generar movimientos sociales hay que fortalecer las relaciones humanas.
Que los recursos de la nación deben ser utilizados para alcanzar la justicia
social. Que la patria es primero, que la patria es el hombre, que patria es
humanidad.
Asumirse chavista es levantar las banderas de
la dignidad humana y del ejercicio directo de la soberanía, del poder popular y
la consulta permanente. El
comandante nos enseñó que sólo el poder popular garantiza la revolución, que lo
esencial no es el partido, lo esencial, la base y el fundamento es el poder
popular. Que solo la dirección colectiva, la discusión abierta y la
unidad en la acción política, garantizan el punto de no retorno.
Con su infinita capacidad de amar, el comandante
integró la América Latina y el Caribe, a través de mecanismos democráticos, nos
enseñó a soñar, a ser solidarios y a ser sujetos activos dentro de la sociedad.
Nos enseñó a levantar las banderas de la dignidad aun a riesgo de quedarnos
solos y de perderlo todo.
El comandante nos legó el
derecho a ser espontáneos y no almidonados, originales y altruistas. Un espacio
conquistado y un derecho adquirido. Por ello podemos afirmar, sin lugar a
dudas, por lo que significa Chávez para estos tiempos y para los tiempos
futuros, que, sin Chávez la humanidad sería incompleta.
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